La Columna de Don Juan León | “Les ruego que tengan coraje: el alma valiente puede reparar incluso un desastre”
Hay que tener en cuenta que la mujer ocupó un lugar destacado en la Antigua Roma en comparación con otras civilizaciones. Matrona o prostituta, sacerdotisa o emperatriz era considerada inferior según las leyes y permanecía siempre como una menor; es decir, jurídicamente igual que los niños
Desde el término augusta, derivado del primer emperador Augusto, hasta autokratorissa, forma femenina de autócrata, pasando por caesarissa, proveniente de Julio César, y basilissa de basileus o basileo… se han usado y servido para designar a esas relevantes mujeres, que jugaron un papel primordial en la vida de Roma, para lo bueno y lo menos bueno. Ya en el siglo III, augustae podía recibir los títulos de mater castrorum (madre de los campamentos), mater de los augustos, mater senatus (madre del Senado) o mater patriae (madre de la patria). Nadie les iba a dar el poder a estas mujeres, tenían que tomárselo, a través de sus esposos o hijos varones, y llegaron a cambiar la Historia del mundo romano.
Hay que tener en cuenta que la mujer ocupó un lugar destacado en la Antigua Roma en comparación con otras civilizaciones. Matrona o prostituta, sacerdotisa o emperatriz era considerada inferior según las leyes y permanecía siempre como una menor; es decir, jurídicamente igual que los niños.
Octavia “la Menor” (69 – Nola a 11 a Roma a.C.), bastión del estado augustal (única hermana de Augusto) accediendo a cuantos matrimonios concertó su hermano para ella. Respetuosa y obediente. Al final de su vida, su esposo Marco Antonio la abandonó por Cleopatra y la muerte de su hijo Marcelo la llevó a la desesperación y a la pérdida del optimismo y la alegría.
Livia Drusila o Julia Augusta (“la diosa respetada”) (58 – Roma a.C. a 29 – Roma d.C.), murió a los 87 años. Era hija de Marco Livio Druso Claudiano, el cual se suicidó en la batalla de Filipos. Fue la tercera esposa de Octavio Augusto y era una mujer de poderosa personalidad, astucia y prestigio. Se casó en primeras nupcias con su primo Tiberio Claudio Nerón, a quien dio dos hijos: el que fuera emperador, Tiberio Claudio Nerón, y el gran general Druso.
Fue testigo de la caída de la República, del reinado de su tercer marido Augusto y de dos partes del de su hijo Tiberio, quien intentó recortar su poder. En ella confluyen dos estirpes: Claudia, ya que era biznieta del censor y gran general Apio Claudio “el Ciego”, y Julia, por su matrimonio con Octavio Augusto, aunque ambos tuvieron que divorciarse antes de sus respectivas parejas. Arquetipo de buena esposa y ejemplo de conducta femenina, adquirió el estatus de ‘amicus principis’, figura a la que el emperador solía pedir consejo y llegó a controlar las finanzas del Imperio. Entrometida en el mundo del hombre y habladora (‘lingulaca’ era el despectivo que se empleaba). El gran poeta Juvenal, preocupado por el inextricable problema de mantener a las mujeres bajo control, decía: “¿Quién cuidará a los guardianes”?
Se erigió como sacerdotisa de su culto, siempre acompañada por un ‘‘lictor’ (oficial que anunciaba la llegada de magistrados importantes y reservado para las vírgenes vestales), se sentaba junto a ellas en los juegos públicos y se proclamó hija del dios Augusto, recibiendo el venerable tratamiento de Augusta, pasando a llamarse desde entonces Julia Augusta.
Su hijo, que no acudió a su funeral alegando problemas de Estado, mandó una misiva desde Capri. El Senado la designó “Madre de la Patria” (título que había recibido en vida, pero no de manera oficial), mandó construir un arco, algo impensable tratándose de mujeres, aunque no llegó a realizarse, y le concedieron culto divino. A las dos propuestas se negó Tiberio. Su nieto Claudio sí reconoció su divinidad, pero su biznieto Calígula la reservó para su hermana.
A su favor contaba con el poeta romano Horacio (56 – 8 d.C.): “Mujer que se regocijaba con tan sólo un marido”, destacando su virtuosismo, y Dion Casio, historiador griego (155 – 235), que alabó su filantropía y ayuda constante a hombres y mujeres de todas clases sociales.
En contra, Cayo Suetonio Tranquilo, historiador romano (70 – 140 d.C.), que en su “Vida de los doce césares” la acusa de complacencia hacia las infidelidades de su marido e incluso de proporcionarle jóvenes vírgenes, y el gran detractor, Cornelio Tácito, historiador romano (59 – 119 d.C.), quien denunció que estuvo detrás de las muertes de aquellos familiares que aspiraban al poder y hacían sombra a Tiberio, considerándola ‘el mal en persona’.
Como curiosidad se cuenta que se topó en una ocasión con un grupo de hombres desnudos condenados a muerte y consiguió su perdón anunciando… “para las mujeres castas dotadas de autodominio, un varón en cueros no tenía más significación que una estatua”.
Agripina “la Mayor”, (14 – Atenas a.C. a 33 – Ventotene d.C., por inanición). Hija de Marco Agripa y Julia “la Mayor”, hija del emperador Augusto, estuvo casada con Germánico, a quien acompañó en sus destinos civiles y militares. Perteneció a la dinastía más larga, la Julia-Claudia (27 a.C. a 68 d.C.) con cinco emperadores varones (Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón), que sin las mujeres no hubiera podido existir.
El “ideal de la feminidad romana” fue su legado y digna de respeto y admiración. Tuvo 9 hijos, Calígula uno de ellos, y estuvo sometida a una campaña de persecución, sobre todo por el prefecto pretoriano Sejano. El historiador Tácito, antes citado, dijo de ella que “era impaciente por la igualdad”.
Valeria Messalina (25 – Roma a 48 d.C. Los Jardines de Lúculo en las afueras de Roma). Tercera esposa del emperador Claudio. Inmadura, despiadada, depredadora, inexperta e imprudente por corrupta e hipócrita, sexualmente insaciable y bisnieta de Octavio. Un auténtico desastre. Famosa por su belleza y las constantes infidelidades a su esposo con la nobleza romana, soldados, actores, gladiadores y otros, participaba en orgías, llegó a competir con una prostituta y desterró al cordobés Lucio Anneo Séneca de Roma. Contrajo matrimonio bígamo con el cónsul Cayo Silio y urdieron un plan para deshacerse de Claudio. Fue decapitada, antes de intentar suicidarse, en el 48 d.C.
Julia Agripina “la Menor” (15 – Oppidum Ubiorum a 59 – Miseno d.C.). Sobrina de Claudio se casó con este en el 49, trajo con ella a Nerón hijo de un matrimonio anterior y persuadió a Claudio para que desplazara a su hijo Germánico y lo convirtiera en heredero. Era bisnieta de Augusto y hermana de Calígula. Imaginativa, manipuladora y despiadada, lo que le llevó a destruir a sus enemigos.
En el 54 d.C., concertó la muerte de Claudio por envenenamiento y ya aparecía en monedas junto a él como regente absoluta y ordenaba el asesinato de cualquier oponente. Nerón sentía un resentimiento hacia ella por ser tan dominante, se interesó por la glamurosa Popea Sabina y recibió el ofrecimiento sexual de su madre, que veía cerca la derrota.
Ordenó su asesinato en el 59 d.C., y mató a su mujer y a su hijo, aún en el vientre, en el 65 d.C., en un ataque de ira. La dinastía había quedado aniquilada. Hasta el 180 d.C., casi un siglo después, Lucio Aurelio Cómodo, hijo de Marco Aurelio lo sucedería.
Popea Sabina (30 – Pompeya a 65 – Roma d.C.), segunda esposa de Nerón, hija de Popea Sabina “la Mayor” (una de las mujeres más bellas de su tiempo, según el mencionado Tácito) y del pretor Tito Olio.
Acabaría siendo emperatriz y augusta. Nerón, en estado de embriaguez, le propinó un puntapié en el vientre estando embarazada. Murió a consecuencia del aborto.
Faustina “la Menor”, oriunda de Espejo (Córdoba) entre 125 y 130 d.C., se casó con el emperador Marco Aurelio “el Sabio”, su primo, quien mandó construir a su muerte un establecimiento de caridad a en su honor. Hija adoptiva de Antonino Pío casado con su madre, también espejeña. Murió en Halala (Capadocia, Turquía central) en el 175 d.C.
Julia Domna (“la emperatriz filósofa”). Se llamaba Martha (170 – Emesa, actual Homs, en Siria a 217 – Antioquía), se casó con Septimio Severo viudo y con dos hijas, tenía 15 años y él 40, fue nombrada augusta, madre de los augustos, mater patriae”, mater senatus “mater castrorum y murió con gran sufrimiento de un tumor en el pecho izquierdo (oncos en latín, karkinos en gr¡ego). Otras versiones, sin fundamento histórico, apuntan a un suicidio después del asesinato de su hijo mayor Marco Aurelio ‘Caracalla’ o dejarse morir por inanición.
Sus hijos eran Lucio Septimio Bassiano, que estaba casado con Publia Fulvia Plaucila, a la que mandó matar, al igual que a cuatro ‘vestales’ con las que mantuvo relaciones forzadas (juicio público) y era conocido como “Caracalla”, ya que lucía siempre una túnica gala llamada “caracallus”, y Publio Septimio Geta, asesinado por su hermano cuando ambos eran coemperadores. Al primero lo mató el pretoriano Marcial, por encargo del prefecto Opelio Macrino en connivencia con sus tribunos Nemesiano y Apolinaris, que, posteriormente, se autoproclamó emperador.
Y una mención especial para Aelia Gala Placidia:
Se cree que nació entre 388 y 393 (la fecha más precisa parece ser la de 390) en Tesalónica o Constantinopla (Nueva Roma).
Padres: Teodosio I “el Grande”, emperador hispanorromano desde 379 a 395, que nació en Coca (Segovia) y Gala (su segunda esposa, hija de Valentiniano I). Este último, por tanto, fue su abuelo.
Hermanastros: Arcadio, que heredó el Imperio Romano de Oriente, y Honorio, que lo fue del de Occidente, ya que a la muerte de Teodosio este repartió el Imperio entre sus hijos.
Tíos: Graciano y Valentiniano II, que murió en 392.
Tutora: su prima Flavia Serena, hija adoptiva de Teodosio casada con el poderoso germano Estilicón. Fallecido el emperador y siéndolo ya Honorio, casaron a éste con sus hijas María y Termancia. La primera murió y de la segunda se divorció, ambas eran sobrinas y cometieron incesto por el deseo de colocar a la prole en el trono. De hecho, el hijo Euquerio fue prometido a Gala.
Estilicón fue acusado de traición y ejecutado en 408. También fueron acusados Gala y Euquerio.
Entre 393 y 394 viajó a la corte imperial de Honorio en Milán. Fue apresada por los bárbaros de Alarico I cuando saquearon Roma y se casó con Ataúlfo (410 – 415), primo del anterior, según confirman cronistas e historiadores como Orosio, Olimpiodoro, Jordanes e Hidacio.
En Barcino (Barcelona) dio a luz a Teodosio, que murió prematuramente y enviudó en el 415. Sigerico tomó el poder visigodo y la hizo caminar de pie delante de su caballo durante varios días hasta que Honorio consiguió su libertad por contactos diplomáticos.
Contrajo matrimonio con Flavio Constancio, renombrado militar, que sería proclamado coemperador, junto a Honorio, como Constancio III en 421.
Falleció este el 2 de septiembre de ese año (siete meses de reinado) y tuvieron dos hijos: Justa Grata Honoria y Valentiniano. Las fuentes recogen que se mostró amable y diplomática con Honorio, con quien mantuvo relaciones incestuosas y fue desterrada de Italia en 423. Se marchó a Constantinopla con sus dos hijos bajo la protección de su sobrino Teodosio II, que reconoció como césar en Tesalónica a Valentiniano, apenas un niño.
Acabó con el usurpador Juan (423 – 425) y entró victoriosa en Italia, siendo regente más de una década hasta 437, apoyada por el militar Flavio Aecio.
Valentiniano, ya mayor de edad, contrajo matrimonio con Eudoxia, hija de Teodosio II chocando los caracteres de ambas mujeres.
Fue relegada a la corte de Rávena y falleció en Roma el 27 de noviembre de 450, según Hidacio. Valentiniano III fue asesinado en 455.
Y acabaré el artículo recordando tres citas de dos emperatrices:
La primera es de la gran Catalina II de Rusia: “Les ruego que tengan coraje: el alma valiente puede reparar incluso un desastre”.
Y la segunda y tercera son de Elisabeth de Baviera, emperatriz de Austria y reina consorte de Hungría, mujer de compleja personalidad, bulímica, vigoréxica, depresiva, sarcástica, liberal y caprichosa, amén de guapa, seductora, inteligente y culta, pero que nada tiene que ver con la ‘peliculera’ Sissi, aunque su sobrenombre parece ser que fue el de Lisi: “Lo que todas las personas tenemos en común no es el espíritu, sino el destino” y “La voz de uno nunca debe estrangular los pensamientos propios ni ahuyentar los ajenos”.
Juan de León Aznar… pasado el ecuador de abril’2023