
La Tribuna del Paseo | “Los agoreros que vaticinaron la hecatombe disfrutaron como niños”
¿Seremos capaces de mantener el aforo completo en los tronos y pasos y la alta participación en los cortejos? Yo no tengo la verdad sobre nada de lo que he dicho, sólo es mi percepción ¿y la vuestra?
Después de una interrupción de 2 años que nos dejó a todos un poco plof, podía salir muy mal o muy bien. Podíamos llegar a la Semana Santa con muchas ganas de revivir nuestra pasión o sin ningunas, tras haber disfrutado del tardeo de los bajos sin procesiones. Los portadores que rondan ya cierta edad, podían haber usado como premisa este parón que les enfrió para “jubilarse” de los tronos. Incluso se esperaban miradas de incredulidad de los niños que no han visto nunca una procesión, por no hablar de los jóvenes sin una devoción arraigada que deciden si salir o no en el último momento, todos dábamos por hecho que se perdían.
Pero no fue así. Los negros agoreros que vaticinaban la hecatombe de la Semana Santa, esparciendo falsos rumores sobre si esta Cofradía iba a pedir un trono prestado para salir o si aquella Hermandad no iba a poder realizar su Estación de Penitencia, acabaron en primera fila disfrutando como niños de los desfiles procesionales. Algunos cofrades ya mayores me comentan que ha sido de las mejores Semanas Santas que recuerdan. Mi visión es más reducida por lo que la comparación tiempo ha se la dejo a los veteranos, pero lo que sí es cierto es que, por primera vez en mucho tiempo, hemos visto los tronos y pasos llenos, y unos cortejos que, siendo más o menos largos, han mantenido la compostura. Los estrenos que han hecho relucir las procesiones han servido para dar cuenta de que el trabajo diario de las cofradías no ha cesado durante la pandemia y se ha llegado a la Semana Mayor con los deberes hechos.
Bien acaba lo que bien empieza, y nada puede resaltarse de la Borriquita, más allá de que todo fue como siempre ha sido, porque lo que funciona no se debe alterar. Jesús entrando triunfante en Jerusalén recorrió las calles del centro sexitano como el cosquilleo de la emoción recorrió nuestro interior sin podernos creer que las procesiones de Semana Santa habían vuelto. Aforo completo en la Cuesta del Carmen (¡para variar!), admirando una Cofradía que finalizó el paso de María Stma. de la Salud gracias al esfuerzo de su nueva Junta de Gobierno, que también se estrenó en la calle y pasó con éxito la prueba de fuego.
Los que algunos consideran como los “días flojos” de la semana, Lunes y Martes Santo, hallaron la acogida del pueblo, y juntos, se reencontraron con su propia identidad: una novedosa en el caso del Huerto con sus ya reconocidos legionarios y otra arraigada en los Gitanos con sus saetas y martinetes. Pasos ligeros y firmes frente a pasos cadenciosos y elegantes, sumando la inclusión de un cuerpo de acólitos y un nuevo estandarte en la corporación que celebra su XXX Aniversario y la recuperación del estandarte del Beato Ceferino Maya, primero de etnia gitana, en la otra corporación penitencial.
El Miércoles Santo nos alegró ver el trono del Stmo. Cristo del Perdón y Santa Verónica ampliado y lleno en su tortuoso discurrir por el centro de Almuñécar, del mismo modo que fue una grata sorpresa el orden y la disciplina del Descendimiento y Santa María del Alba. El Silencio es esa Cofradía que ni cambia ni lo pretende, y eso es exactamente lo que se espera de ella y que tango nos gusta.
Cortejos largos, tronos llenos y gran calidad musical. El Jueves Santo manifestó la evidencia: que todos los cofrades salimos en una Hermandad de este día. Muy acertado el encuentro del Nazareno y nuestra Madre en la Carrera de la Concepción en vez de en la Puerta de Granada, y emotivo como cada año el de San Juan y la Esperanza en el Salvador, rememorando el origen de ambas Cofradías.
Llegamos al culmen de la Semana Santa con una certeza: que su porvenir está asegurado. Así lo evidencia la perfecta conjunción de los veteranos en la organización y los jóvenes en los cortejos y las andas, que disfrutan ese día del privilegio de portar sus Imágenes de la manera más humilde y cercana. Del Paso se podría escribir y describir infinidad de simbolismos y detalles, desde los más profundos en su propia estructura teológica hasta los más visibles, como ese que tanto me gusta en el encierro, cuando los horquilleros se entremezclan en las andas de cada Cofradía sin distinción de colores ni medallas, todos bajo un mismo sentimiento: la pasión sexitana.
El Viernes Santo es un día muy simbólico que los almuñequeros han sabido ordenar cronológicamente para representar en su plenitud las últimas horas de Cristo: comienza con la representación del Camino de la Amargura durante la mañana, prosiguió antaño con el “Desenclavamiento” del Señor de la –Vera- Cruz (acto desgraciadamente perdido), continua en la tarde con María recogiendo a su hijo en brazos tras descenderlo, llegando así a un Santo Entierro que finaliza con la Soledad de María.
Suspiró el moro al verse sobrepasado de mantillas por toda su calle en un barrio que no duda en volcarse con su Hermandad, lo que no puede decirse de la Santa Vera Cruz, así que permitidme esta licencia: el costal no es la solución para Almuñécar. Lo será para algunas Cofradías concretas que por sus circunstancias e idiosincrasia resuelvan un problema de escasez de horquilleros o consigan con ello engrandecer su desfile procesional, pero no podemos generalizar asumiendo que es válido para todas, ha quedado demostrado. Por otra parte, el trono del Santo Entierro prosigue su manufactura y, con el detalle de los dos dragones dorados ya podemos recrearnos imaginando cómo será esa urna churrigueresca refulgente en un futuro. Santa María Magdalena y Ntra. Sra. de los Dolores acompañaron el “Entierro Cristo” con la solemnidad y austeridad típica y su tradicional impronta en la estética.
Otra de las Hermandades cuyo éxito es, ni más ni menos que no cambiar, es la Soledad, acompañada este año por un millar de fieles en la oscuridad y el recogimiento de una madrugada que da paso a la Resurrección. Qué decir de este domingo esperado con tanto entusiasmo por la gran novedad del 2022: el palio de Santa María del Triunfo. ¿Leísteis las letanías del Santo Rosario en los pies de las varas de palio? Forma parte del discurso iconográfico del paso basado en la vida de María. ¿Os deslumbró el reflejo del sol en los espejitos de la bambalina o en los candelabros palaciegos en la cola? Ella lució nuevo encaje en su rostrillo y juego de pendientes en oro y perlas de río al estilo cordobés, a la par que volvió a su identidad original con manto azul celeste y cera rizada. No decepcionó e hizo que el último día de nuestra Semana Mayor estuviera a la altura de una capital.Concluyamos que esta Semana Santa ha sido un éxito, pero no nos dejemos llevar por el frenesí y reflexionemos un momento ¿habremos vivido un espejismo? ¿Se desmontará todo lo que hemos vivido este año como un buf y nos relajaremos el año que viene? ¿Seremos capaces de mantener el aforo completo en los tronos y pasos y la alta participación en los cortejos? Yo no tengo la verdad sobre nada de lo que he dicho, sólo es mi percepción ¿y la vuestra?



Totalmente de acuerdo en casi todo lo que hablas en el articulo excepto en el apunte del tema del costal.Lo que le ha pasado a la Veracruz este año ha sido fruto del descuido de la hermandad que,sabiendo que habia pocos interesados o los justos para llevar el paso,no se han preocupado en realizar convocatorias o buscar mas personal hasta un mes y medio antes,al igual que los ensayos.Este tipo de cosas deben hacerse con mas antelación para evitar este tipo de problemas,a no ser que lo que se quiera es una escusa para volver a poner el paso a horquilla porque «el costal no es la solución»…